Personaje que captó como nadie los colores de la naturaleza, Oswald Achenbach pasó a la historia como notable paisajista de la Escuela de Pintura de Düsseldorf en el siglo XIX. No sólo fue un artista, sino también un mentor y maestro que dirigió una clase magistral en la Academia de Arte de Düsseldorf en 1866/1867. Bajo su tutela florecieron pintores como Gregor von Bochmann, Themistocles von Eckenbrecher y Louis Kolitz. La propia carrera artística de Achenbach comenzó pronto: fue admitido en la clase elemental de la academia a los 8 años. Durante sus primeros años trabajó a la sombra de su hermano mayor Andreas Achenbach, pero aun así se convirtió en un artista solicitado internacionalmente.
Achenbach era conocido por su carácter poco convencional y su voluntad de experimentar. En lugar del pincel habitual, le gustaba utilizar una paleta o incluso el dedo para aplicar gruesas capas de pintura. Si no estaba satisfecho con un cuadro, simplemente pintaba un nuevo motivo sobre él. El incansable afán viajero de Achenbach le llevaba a los rincones más remotos, de los que traía como recuerdo bocetos al óleo y apuntes. Le gustaban especialmente los paisajes pintorescos de Italia. Como observador concienzudo, se dedicó a los juegos de luces, sombras y colores, y así creó unas 2.000 obras maestras, que ahora ofrecemos como grabados artísticos.
Tras renunciar a su cátedra en 1872, se dedicó por completo a la pintura. Los viajes de Achenbach le llevaron una y otra vez a Italia, donde encontró sus motivos favoritos. La espesa aplicación de la pintura, que perfeccionó durante esta etapa, confería a sus obras cualidades casi de relieve. Dejaba que el lienzo se viera parcialmente para incluir el fondo y ocurría que varias capas de sus colores se superponían. Achenbach concedía gran importancia al efecto general de sus cuadros y jugaba con acentos contrastados. Cada vez se inclinaba más por los tonos pastel, dejando atrás las tonalidades pardas de sus primeras obras. Tras una última mirada a su cuadro favorito, "Pio Norno", dejó esta vida. Hoy, su legado artístico perdura en las impresiones artísticas de alta calidad de sus obras, que reproducimos con el mayor cuidado y atención al detalle.
Personaje que captó como nadie los colores de la naturaleza, Oswald Achenbach pasó a la historia como notable paisajista de la Escuela de Pintura de Düsseldorf en el siglo XIX. No sólo fue un artista, sino también un mentor y maestro que dirigió una clase magistral en la Academia de Arte de Düsseldorf en 1866/1867. Bajo su tutela florecieron pintores como Gregor von Bochmann, Themistocles von Eckenbrecher y Louis Kolitz. La propia carrera artística de Achenbach comenzó pronto: fue admitido en la clase elemental de la academia a los 8 años. Durante sus primeros años trabajó a la sombra de su hermano mayor Andreas Achenbach, pero aun así se convirtió en un artista solicitado internacionalmente.
Achenbach era conocido por su carácter poco convencional y su voluntad de experimentar. En lugar del pincel habitual, le gustaba utilizar una paleta o incluso el dedo para aplicar gruesas capas de pintura. Si no estaba satisfecho con un cuadro, simplemente pintaba un nuevo motivo sobre él. El incansable afán viajero de Achenbach le llevaba a los rincones más remotos, de los que traía como recuerdo bocetos al óleo y apuntes. Le gustaban especialmente los paisajes pintorescos de Italia. Como observador concienzudo, se dedicó a los juegos de luces, sombras y colores, y así creó unas 2.000 obras maestras, que ahora ofrecemos como grabados artísticos.
Tras renunciar a su cátedra en 1872, se dedicó por completo a la pintura. Los viajes de Achenbach le llevaron una y otra vez a Italia, donde encontró sus motivos favoritos. La espesa aplicación de la pintura, que perfeccionó durante esta etapa, confería a sus obras cualidades casi de relieve. Dejaba que el lienzo se viera parcialmente para incluir el fondo y ocurría que varias capas de sus colores se superponían. Achenbach concedía gran importancia al efecto general de sus cuadros y jugaba con acentos contrastados. Cada vez se inclinaba más por los tonos pastel, dejando atrás las tonalidades pardas de sus primeras obras. Tras una última mirada a su cuadro favorito, "Pio Norno", dejó esta vida. Hoy, su legado artístico perdura en las impresiones artísticas de alta calidad de sus obras, que reproducimos con el mayor cuidado y atención al detalle.
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