Francisco Llorens Díaz, nacido el 10 de abril de 1874 en la encantadora La Coruña y fallecido el 11 de febrero de 1948 en la vibrante Madrid cultural, fue un destacado pintor de origen hispano-gallego. Sus obras, famosas por su magistral representación de naturalezas muertas y paisajes, siguen teniendo gran relevancia en el mundo del arte actual. Nacido en el seno de una familia de comerciantes, su camino estaba inicialmente predeterminado: Los negocios del comercio marcaron el rumbo de su vida. Sin embargo, el arte le atrajo magnéticamente, por lo que comenzó a recibir clases de dibujo en la Escuela de Artes Aplicadas de La Coruña. Bajo la tutela del artista militar Román Navarro, encontró su verdadera vocación. Decidido a seguir su camino artístico, se siente atraído por el corazón cultural de España, Madrid. Allí se matriculó en la prestigiosa Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y tuvo la suerte de estudiar en Carlos de Haes. Sus habilidades artísticas se perfeccionaron en los estudios del incomparable Joaquín Sorolla.
Gracias a una beca, amplió sus horizontes artísticos y asistió a la Academia de España en Roma. Desde allí, realizó un inspirador viaje a Bélgica y los Países Bajos con un grupo de compañeros de estudios. Especialmente la estancia intensiva de varios meses en la pintoresca ciudad de Brujas le dejó una impresión duradera. Sus obras creadas en Roma recibieron tanto reconocimiento que el embajador español adquirió tres de ellas y las expuso en el majestuoso Palacio del Quirinal. En 1906, enriquecido por estas experiencias, regresó a España. Durante las dos décadas siguientes, Francisco Llorens Díaz presentó sus obras en numerosas exposiciones, entre las que destacan la Segunda Exposición de Arte Gallego de 1917 y una muestra en las Galerías Layetanas de Barcelona ese mismo año. Aquí coincidió con su amigo Fernando Álvarez de Sotomayor. Aunque sus obras se expusieron también en Panamá y Buenos Aires, nunca pisó suelo americano. Por su paisaje "Rías Baixas" obtuvo una distinción de primera clase en la Exposición Nacional de Arte de 1922. En 1929 tuvo el honor de organizar el pabellón gallego en la Exposición Iberoamericana.
La vida privada de Llorens Díaz estuvo marcada por momentos felices pero también tristes. En 1918 se casó con Eva Rodríguez, hija de un destacado médico coruñés. Ella, desgraciadamente, falleció en 1925, dejándole dos queridas hijas. Poco después se le concedió la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, señal del alto reconocimiento que había recibido en vida. Durante la turbulenta Guerra Civil española, Francisco Llorens Díaz pasó la mayor parte del tiempo en Madrid antes de verse obligado a huir con sus hijas a Valencia en 1938. Allí encontró en la pintura de bodegones una forma de expresar su agitación interior. Después de la guerra, se desplazó entre Madrid y Galicia, donde continuó creando sus profundos paisajes. Recibió otra distinción en 1942, cuando fue nombrado miembro de su alma mater, la Real Academia. Sólo un año después, recibió un honor similar de la Real Academia Gallega.
Hacia el final de su vida, en 1945, su salud comenzó a deteriorarse, sufriendo graves episodios de pérdida de memoria. Francisco Llorens Díaz falleció en 1948 y fue enterrado al lado de su querida esposa. Hoy en día, tiene la oportunidad de disfrutar de la magia y la belleza de sus obras en casa a través de impresiones artísticas de alta calidad. Nuestra empresa ofrece reproducciones de cuadros y obras de arte de Francisco Llorens Díaz y de muchos otros artistas. Nos esforzamos por hacer justicia al legado del artista y, por ello, producimos cada impresión artística con el máximo cuidado y dedicación. De este modo, cada obra se convierte en una obra de arte individual, que le permitirá experimentar la brillantez artística de Francisco Llorens Díaz y enriquecer su hogar con una obra de arte histórica.
Francisco Llorens Díaz, nacido el 10 de abril de 1874 en la encantadora La Coruña y fallecido el 11 de febrero de 1948 en la vibrante Madrid cultural, fue un destacado pintor de origen hispano-gallego. Sus obras, famosas por su magistral representación de naturalezas muertas y paisajes, siguen teniendo gran relevancia en el mundo del arte actual. Nacido en el seno de una familia de comerciantes, su camino estaba inicialmente predeterminado: Los negocios del comercio marcaron el rumbo de su vida. Sin embargo, el arte le atrajo magnéticamente, por lo que comenzó a recibir clases de dibujo en la Escuela de Artes Aplicadas de La Coruña. Bajo la tutela del artista militar Román Navarro, encontró su verdadera vocación. Decidido a seguir su camino artístico, se siente atraído por el corazón cultural de España, Madrid. Allí se matriculó en la prestigiosa Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y tuvo la suerte de estudiar en Carlos de Haes. Sus habilidades artísticas se perfeccionaron en los estudios del incomparable Joaquín Sorolla.
Gracias a una beca, amplió sus horizontes artísticos y asistió a la Academia de España en Roma. Desde allí, realizó un inspirador viaje a Bélgica y los Países Bajos con un grupo de compañeros de estudios. Especialmente la estancia intensiva de varios meses en la pintoresca ciudad de Brujas le dejó una impresión duradera. Sus obras creadas en Roma recibieron tanto reconocimiento que el embajador español adquirió tres de ellas y las expuso en el majestuoso Palacio del Quirinal. En 1906, enriquecido por estas experiencias, regresó a España. Durante las dos décadas siguientes, Francisco Llorens Díaz presentó sus obras en numerosas exposiciones, entre las que destacan la Segunda Exposición de Arte Gallego de 1917 y una muestra en las Galerías Layetanas de Barcelona ese mismo año. Aquí coincidió con su amigo Fernando Álvarez de Sotomayor. Aunque sus obras se expusieron también en Panamá y Buenos Aires, nunca pisó suelo americano. Por su paisaje "Rías Baixas" obtuvo una distinción de primera clase en la Exposición Nacional de Arte de 1922. En 1929 tuvo el honor de organizar el pabellón gallego en la Exposición Iberoamericana.
La vida privada de Llorens Díaz estuvo marcada por momentos felices pero también tristes. En 1918 se casó con Eva Rodríguez, hija de un destacado médico coruñés. Ella, desgraciadamente, falleció en 1925, dejándole dos queridas hijas. Poco después se le concedió la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, señal del alto reconocimiento que había recibido en vida. Durante la turbulenta Guerra Civil española, Francisco Llorens Díaz pasó la mayor parte del tiempo en Madrid antes de verse obligado a huir con sus hijas a Valencia en 1938. Allí encontró en la pintura de bodegones una forma de expresar su agitación interior. Después de la guerra, se desplazó entre Madrid y Galicia, donde continuó creando sus profundos paisajes. Recibió otra distinción en 1942, cuando fue nombrado miembro de su alma mater, la Real Academia. Sólo un año después, recibió un honor similar de la Real Academia Gallega.
Hacia el final de su vida, en 1945, su salud comenzó a deteriorarse, sufriendo graves episodios de pérdida de memoria. Francisco Llorens Díaz falleció en 1948 y fue enterrado al lado de su querida esposa. Hoy en día, tiene la oportunidad de disfrutar de la magia y la belleza de sus obras en casa a través de impresiones artísticas de alta calidad. Nuestra empresa ofrece reproducciones de cuadros y obras de arte de Francisco Llorens Díaz y de muchos otros artistas. Nos esforzamos por hacer justicia al legado del artista y, por ello, producimos cada impresión artística con el máximo cuidado y dedicación. De este modo, cada obra se convierte en una obra de arte individual, que le permitirá experimentar la brillantez artística de Francisco Llorens Díaz y enriquecer su hogar con una obra de arte histórica.
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