Hay muchas formas de decorar las paredes. Si te gusta lo inusual, pero con estilo y expresionista, deberías probar la fotografía, especialmente la moderna. Es probablemente la más actual de todas las formas de arte, y para muchos conocedores del arte también la más emocionante y viva.

Los tiempos en los que la fotografía se consideraba un mero oficio y no un arte no son tan lejanos, pero con el progreso técnico y las crecientes posibilidades de distribución, se hizo accesible a un amplio grupo de destinatarios y se popularizó rápidamente. Las exposiciones y subastas se celebran ahora en todo el mundo y atraen cada vez más atención. Las galerías y los museos claman por las obras y sus creadores. Los cuadros de las estrellas del género -como Peter Lik, Tom Licht, Cindy Sherman, Peter Lindbergh, Andreas Gursky o Robert Mapplethorpe- se negocian a precios elevados.

El término "moderno" sugiere que todavía es una forma de arte joven. Las opiniones difieren en cuanto al momento exacto en que una fotografía puede clasificarse como contemporánea. Algunos citan los años 70 como punto de partida, otros se remontan al final de la Segunda Guerra Mundial, algunos incluso a los años 30. Pero el factor decisivo, como en toda obra de arte, es la expresión artística. Y es precisamente este punto el que hace que la fotografía moderna sea tan apasionante: mientras que en general se puede suponer una intención artística en una pintura, una novela o una película, esto no siempre es tan fácil de decidir en el género de la fotografía contemporánea, que, al fin y al cabo, es a menudo un medio de pura representación, en la publicidad o la moda, por ejemplo. Así, el espectador se enfrenta a un reto mayor que con cualquier otro medio. En este sentido, los retratos de este tipo son mucho más que una elegante decoración de pared, sino un verdadero estímulo para la mente y el corazón.