Con un ojo incomparable para los detalles y las sutilezas del mundo natural, Vilhelm Kyhn, eminente paisajista danés y antiguo profesor de la Real Academia Danesa de Arte, se convirtió en una estrella rutilante de la edad de oro del arte danés. Nacido el 30 de marzo de 1819 en Copenhague y fallecido el 11 de mayo de 1903 en Frederiksberg, Kyhn dejó tras de sí un legado artístico de múltiples capas que es admirado y celebrado hasta nuestros días. Su vida, marcada por la aspiración artística y la pasión pedagógica, es un ejemplo asombroso de una sed insaciable de conocimiento y la determinación de compartirlo con los demás. Vilhelm Kyhn, hijo de Carl Gottlieb Kyhn y Sara Marie Hendriksen, comenzó su carrera profesional en una empresa comercial, pero pronto decidió seguir una carrera artística. La Academia de Arte de Copenhague se convirtió en su hogar, donde cursó estudios de clasicismo bajo la tutela de Christoffer Wilhelm Eckersberg y el pintor de historia Johann Ludwig Lund. También se inspiró en Niels Lauritz Høyen y en el poeta y filósofo N. F. S. Grundtvig. Kyhn perfeccionó su técnica hasta alcanzar su primer éxito significativo con su debut en la Exposición de Primavera de Charlottenborg, en Copenhague, en 1843.
Su vida artística se caracterizó por una búsqueda constante del conocimiento y el perfeccionamiento. Esto también quedó patente en sus numerosos viajes, que emprendió a Francia e Italia gracias a una beca de la Academia en 1850. Otros viajes de estudios le llevaron a Suecia, Noruega y París, y cada visita amplió su comprensión del arte y expandió su repertorio. En la última parte de su vida, Kyhn se dedicó a la enseñanza y abrió su propia escuela de dibujo y pintura, que pronto se convirtió en un imán para un grupo de jóvenes artistas y estudiantes de la academia, conocidos como la "Academia de la Cueva". Este grupo se convirtió en el precursor del "Kunstnernes Frie Studieskoler", fundado por Laurits Tuxen en 1882. Entre 1865 y 1895 también dirigió una escuela de pintura para mujeres, la "Tegneskolen for Kvinder", que proporcionaba a las mujeres una educación artística, ya que hasta 1888 se les negaba el acceso a la academia de arte.
Las obras de Kyhn, reproducidas hoy como grabados artísticos con la máxima precisión, son testimonio de su amor por el paisaje danés y su deseo de captar su belleza en el color y la forma. Aunque defendía sus raíces y los principios artísticos de la escuela de pintura de Eckersberg, experimentó con la pintura al aire libre, de forma similar a los artistas de la escuela de Barbizon en Francia. Su comprensión de la luz y la sombra y el modo en que plasmaba diferentes estados de ánimo en sus cuadros le diferencian y hacen de sus obras valiosas piezas de coleccionista. El viaje artístico de Vilhelm Kyhn, su compromiso de compartir sus conocimientos y su dedicación al paisaje danés son visibles en cada una de sus obras. Aunque Kyhn ya no está entre nosotros, su legado artístico sigue vivo en las impresiones artísticas de sus obras, que se producen con el máximo cuidado y precisión para hacer justicia a la obra original. Sigue siendo una inspiración para artistas y amantes del arte por igual, y su nombre siempre estará asociado a la Edad de Oro del arte danés.
Con un ojo incomparable para los detalles y las sutilezas del mundo natural, Vilhelm Kyhn, eminente paisajista danés y antiguo profesor de la Real Academia Danesa de Arte, se convirtió en una estrella rutilante de la edad de oro del arte danés. Nacido el 30 de marzo de 1819 en Copenhague y fallecido el 11 de mayo de 1903 en Frederiksberg, Kyhn dejó tras de sí un legado artístico de múltiples capas que es admirado y celebrado hasta nuestros días. Su vida, marcada por la aspiración artística y la pasión pedagógica, es un ejemplo asombroso de una sed insaciable de conocimiento y la determinación de compartirlo con los demás. Vilhelm Kyhn, hijo de Carl Gottlieb Kyhn y Sara Marie Hendriksen, comenzó su carrera profesional en una empresa comercial, pero pronto decidió seguir una carrera artística. La Academia de Arte de Copenhague se convirtió en su hogar, donde cursó estudios de clasicismo bajo la tutela de Christoffer Wilhelm Eckersberg y el pintor de historia Johann Ludwig Lund. También se inspiró en Niels Lauritz Høyen y en el poeta y filósofo N. F. S. Grundtvig. Kyhn perfeccionó su técnica hasta alcanzar su primer éxito significativo con su debut en la Exposición de Primavera de Charlottenborg, en Copenhague, en 1843.
Su vida artística se caracterizó por una búsqueda constante del conocimiento y el perfeccionamiento. Esto también quedó patente en sus numerosos viajes, que emprendió a Francia e Italia gracias a una beca de la Academia en 1850. Otros viajes de estudios le llevaron a Suecia, Noruega y París, y cada visita amplió su comprensión del arte y expandió su repertorio. En la última parte de su vida, Kyhn se dedicó a la enseñanza y abrió su propia escuela de dibujo y pintura, que pronto se convirtió en un imán para un grupo de jóvenes artistas y estudiantes de la academia, conocidos como la "Academia de la Cueva". Este grupo se convirtió en el precursor del "Kunstnernes Frie Studieskoler", fundado por Laurits Tuxen en 1882. Entre 1865 y 1895 también dirigió una escuela de pintura para mujeres, la "Tegneskolen for Kvinder", que proporcionaba a las mujeres una educación artística, ya que hasta 1888 se les negaba el acceso a la academia de arte.
Las obras de Kyhn, reproducidas hoy como grabados artísticos con la máxima precisión, son testimonio de su amor por el paisaje danés y su deseo de captar su belleza en el color y la forma. Aunque defendía sus raíces y los principios artísticos de la escuela de pintura de Eckersberg, experimentó con la pintura al aire libre, de forma similar a los artistas de la escuela de Barbizon en Francia. Su comprensión de la luz y la sombra y el modo en que plasmaba diferentes estados de ánimo en sus cuadros le diferencian y hacen de sus obras valiosas piezas de coleccionista. El viaje artístico de Vilhelm Kyhn, su compromiso de compartir sus conocimientos y su dedicación al paisaje danés son visibles en cada una de sus obras. Aunque Kyhn ya no está entre nosotros, su legado artístico sigue vivo en las impresiones artísticas de sus obras, que se producen con el máximo cuidado y precisión para hacer justicia a la obra original. Sigue siendo una inspiración para artistas y amantes del arte por igual, y su nombre siempre estará asociado a la Edad de Oro del arte danés.
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