Ubaldo Oppi, destacado artista del siglo XX, nació el 25 de julio de 1889 y desempeñó un importante papel en la fundación del "Novecento Italiano" en Milán. Sus impresionantes pinturas, realizadas en el estilo neorrealista del Quattrocento, fueron una expresión de su profundo aprecio por la estética clásica y, al mismo tiempo, un audaz paso hacia una era artística moderna. Nacido en Bolonia, su familia se trasladó a Vicenza cuando sólo tenía cuatro años. Su padre, vendedor de zapatos, le envió al lejano norte para que aprendiera el oficio. Pero el fuego artístico de Oppi le llevó a Viena, donde estudió bajo la tutela del renombrado artista Gustav Klimt entre 1907 y 1909.
Tras una breve estancia militar en la costa adriática, su arte le llevó a París, donde se movió en los círculos de artistas modernos. Allí forjó relaciones con figuras influyentes del mundo del arte, entre ellas Fernande Olivier, la amante de Pablo Picasso. La vibrante ciudad era un lugar ideal para que Oppi perfeccionara sus habilidades y agudizara su visión. La época de agitación bélica le hizo regresar de nuevo al ejército italiano. Durante la Primera Guerra Mundial, participó en numerosas batallas, incluida la sangrienta batalla de Monte Pasubio. El encarcelamiento durante la guerra en Mauthausen, una experiencia aterradora, no le impidió perseguir su pasión por el arte. Regresó a París en la década de 1920 y expuso sus obras en el prestigioso Salón de los Independientes y, más tarde, en la Bienal de Venecia. Fundó el "Novecento Italiano" junto con otros artistas visionarios como Anselmo Bucci, Leonardo Dudreville, Achille Funi, Emilio Malerba, Pietro Marussig y Mario Sironi. Este despertar artístico fue promovido por Margherita Sarfatti y el emergente partido fascista.
La trayectoria de Oppi como artista, sin embargo, no estaba sujeta a un camino predefinido. Al cabo de pocos años abandonó el grupo "Novecento" y expuso sus obras de forma independiente en la Bienal de Venecia de 1926. Su obra obtuvo reconocimiento internacional y se expuso en Mónaco, Dresde y Viena, entre otros lugares. A finales de la década de 1920, Oppi dio un giro espiritual. Muchas de sus últimas obras contenían motivos religiosos y retablos. Creó impresionantes frescos para la Capilla de San Francisco de la Basílica de San Antonio de Padua y, más tarde, para la iglesia de Bolzano Vicentino.
Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como teniente coronel en las tropas alpinas. Murió en Vicenza, pero su legado artístico sigue vivo. Hoy en día, los grabados artísticos de Ubaldo Oppi son algo más que un homenaje a un gran artista: son una ventana a una época extraordinaria de la historia del arte italiano y le permiten llevarla directamente a su casa u oficina.
Ubaldo Oppi, destacado artista del siglo XX, nació el 25 de julio de 1889 y desempeñó un importante papel en la fundación del "Novecento Italiano" en Milán. Sus impresionantes pinturas, realizadas en el estilo neorrealista del Quattrocento, fueron una expresión de su profundo aprecio por la estética clásica y, al mismo tiempo, un audaz paso hacia una era artística moderna. Nacido en Bolonia, su familia se trasladó a Vicenza cuando sólo tenía cuatro años. Su padre, vendedor de zapatos, le envió al lejano norte para que aprendiera el oficio. Pero el fuego artístico de Oppi le llevó a Viena, donde estudió bajo la tutela del renombrado artista Gustav Klimt entre 1907 y 1909.
Tras una breve estancia militar en la costa adriática, su arte le llevó a París, donde se movió en los círculos de artistas modernos. Allí forjó relaciones con figuras influyentes del mundo del arte, entre ellas Fernande Olivier, la amante de Pablo Picasso. La vibrante ciudad era un lugar ideal para que Oppi perfeccionara sus habilidades y agudizara su visión. La época de agitación bélica le hizo regresar de nuevo al ejército italiano. Durante la Primera Guerra Mundial, participó en numerosas batallas, incluida la sangrienta batalla de Monte Pasubio. El encarcelamiento durante la guerra en Mauthausen, una experiencia aterradora, no le impidió perseguir su pasión por el arte. Regresó a París en la década de 1920 y expuso sus obras en el prestigioso Salón de los Independientes y, más tarde, en la Bienal de Venecia. Fundó el "Novecento Italiano" junto con otros artistas visionarios como Anselmo Bucci, Leonardo Dudreville, Achille Funi, Emilio Malerba, Pietro Marussig y Mario Sironi. Este despertar artístico fue promovido por Margherita Sarfatti y el emergente partido fascista.
La trayectoria de Oppi como artista, sin embargo, no estaba sujeta a un camino predefinido. Al cabo de pocos años abandonó el grupo "Novecento" y expuso sus obras de forma independiente en la Bienal de Venecia de 1926. Su obra obtuvo reconocimiento internacional y se expuso en Mónaco, Dresde y Viena, entre otros lugares. A finales de la década de 1920, Oppi dio un giro espiritual. Muchas de sus últimas obras contenían motivos religiosos y retablos. Creó impresionantes frescos para la Capilla de San Francisco de la Basílica de San Antonio de Padua y, más tarde, para la iglesia de Bolzano Vicentino.
Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como teniente coronel en las tropas alpinas. Murió en Vicenza, pero su legado artístico sigue vivo. Hoy en día, los grabados artísticos de Ubaldo Oppi son algo más que un homenaje a un gran artista: son una ventana a una época extraordinaria de la historia del arte italiano y le permiten llevarla directamente a su casa u oficina.
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