Las inconfundibles pinceladas del maestro Toyohara Kunichika, nacido Arakawa Yasohachi en Edo el 30 de junio de 1835, dejan un rastro impresionante a través del tiempo. Con una serie de nombres de artista como Beiō, Hōshunrō, Ichiōsai, Kachōrō, Shima Sanjin y Sōgenshi, firmó sus innumerables obras de arte. Floreció durante el periodo Meiji, cuando dominó el arte del ukiyoe, los "cuadros del mundo que fluye". Junto con Tsukioka Yoshitoshi y Kobayashi Kiyochika, se convirtió en uno de los "Tres Artistas Destacados" de su estilo, dando forma al siglo XIX con su virtuoso arte.
El viaje de Kunichika por el arte comenzó en el estudio de Toyohara Chikanobu, donde pintaba el dorso de los volantes. Bajo la tutela de Utagawa Kunisada, perfeccionó su arte y expandió su creatividad más allá de los límites de los temas tradicionales. En 1869, dio un gran paso adelante con una impresionante serie de 22 grabados que representaban retratos de actores. Con la singularidad de la cabeza del retratado llenando la hoja, mucho más que en el Ōkubi-e tradicional, Kunichika creó un nuevo estilo, el Ōgao-e. Este enfoque le valió el título de "Sharaku del periodo Meiji" y consolidó su popularidad. A pesar de su fama y reconocimiento artístico, Kunichika era un verdadero Edokko, un hijo de Edo. Derrochaba entusiasmo y pasión, tanto en su arte como en su animado estilo de vida. Vivía el momento, gastaba el dinero tan rápido como lo ganaba y apreciaba el sake al máximo. A pesar de su errática vida, que incluyó 103 mudanzas y cuarenta mujeres diferentes, siempre se mantuvo fiel a su arte.
Hoy, en la era de los avances tecnológicos, tenemos el privilegio de reproducir sus obras de arte en impresiones artísticas de alta calidad. De este modo, honramos la obra de su vida y damos vida a sus magistrales obras de arte. Nuestras impresiones artísticas no son sólo un homenaje a Toyohara Kunichika, sino también una celebración de la belleza intemporal que plasmó con cada pincelada. Al crear estas impresiones artísticas, podemos mantener vivo el legado de este extraordinario artista y compartir sus inolvidables obras con el mundo. De este modo, preservamos el espíritu del ukiyoe y el virtuosismo artístico de Kunichika para las generaciones venideras.
Las inconfundibles pinceladas del maestro Toyohara Kunichika, nacido Arakawa Yasohachi en Edo el 30 de junio de 1835, dejan un rastro impresionante a través del tiempo. Con una serie de nombres de artista como Beiō, Hōshunrō, Ichiōsai, Kachōrō, Shima Sanjin y Sōgenshi, firmó sus innumerables obras de arte. Floreció durante el periodo Meiji, cuando dominó el arte del ukiyoe, los "cuadros del mundo que fluye". Junto con Tsukioka Yoshitoshi y Kobayashi Kiyochika, se convirtió en uno de los "Tres Artistas Destacados" de su estilo, dando forma al siglo XIX con su virtuoso arte.
El viaje de Kunichika por el arte comenzó en el estudio de Toyohara Chikanobu, donde pintaba el dorso de los volantes. Bajo la tutela de Utagawa Kunisada, perfeccionó su arte y expandió su creatividad más allá de los límites de los temas tradicionales. En 1869, dio un gran paso adelante con una impresionante serie de 22 grabados que representaban retratos de actores. Con la singularidad de la cabeza del retratado llenando la hoja, mucho más que en el Ōkubi-e tradicional, Kunichika creó un nuevo estilo, el Ōgao-e. Este enfoque le valió el título de "Sharaku del periodo Meiji" y consolidó su popularidad. A pesar de su fama y reconocimiento artístico, Kunichika era un verdadero Edokko, un hijo de Edo. Derrochaba entusiasmo y pasión, tanto en su arte como en su animado estilo de vida. Vivía el momento, gastaba el dinero tan rápido como lo ganaba y apreciaba el sake al máximo. A pesar de su errática vida, que incluyó 103 mudanzas y cuarenta mujeres diferentes, siempre se mantuvo fiel a su arte.
Hoy, en la era de los avances tecnológicos, tenemos el privilegio de reproducir sus obras de arte en impresiones artísticas de alta calidad. De este modo, honramos la obra de su vida y damos vida a sus magistrales obras de arte. Nuestras impresiones artísticas no son sólo un homenaje a Toyohara Kunichika, sino también una celebración de la belleza intemporal que plasmó con cada pincelada. Al crear estas impresiones artísticas, podemos mantener vivo el legado de este extraordinario artista y compartir sus inolvidables obras con el mundo. De este modo, preservamos el espíritu del ukiyoe y el virtuosismo artístico de Kunichika para las generaciones venideras.
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