Rudolf von Alt nació hijo de un pintor y descubrió su amor por el arte a una edad temprana. Con el coloreado de las litografías de su padre Jakob Alt Rudolf comenzó su formación artística, que más tarde continuó en la Academia de Viena. El arte estaba dominado por el romanticismo, se creaban paisajes de colores delicados y con un variado juego de luces. Rudolf se concentró en su Austria natal, al tiempo que colaboraba estrechamente con su padre, que le llevaba a menudo de viaje.
Von Alt se convirtió en uno de los pintores de paisajes y arquitectura más importantes del siglo XIX. Sus vistas están llenas de viveza y los grandes monumentos se sitúan en escenas cotidianas. Su representación del Hofburg vienés muestra una plaza bulliciosa y crea la apariencia de una instantánea. Su vista de la catedral de San Esteban muestra un impresionante juego de luces y sombras. La obra de Rudolf es tan detallada que la hora del día queda clara por la posición del sol. La obra de Rudolf von Alt muestra elementos que se consideran precursores del Impresionismo.
Rudolf von Alt emprendió viajes a la parte oriental de la monarquía. Le gustaba procesar las impresiones que recogía en Praga y las regiones rurales en los llamados cuadros de mirilla. Los cuadros se podían ver en perspectiva casi perfecta en los correspondientes accesorios. Estas vistas eran una gran atracción en las ferias.
Rudolf von Alt nació hijo de un pintor y descubrió su amor por el arte a una edad temprana. Con el coloreado de las litografías de su padre Jakob Alt Rudolf comenzó su formación artística, que más tarde continuó en la Academia de Viena. El arte estaba dominado por el romanticismo, se creaban paisajes de colores delicados y con un variado juego de luces. Rudolf se concentró en su Austria natal, al tiempo que colaboraba estrechamente con su padre, que le llevaba a menudo de viaje.
Von Alt se convirtió en uno de los pintores de paisajes y arquitectura más importantes del siglo XIX. Sus vistas están llenas de viveza y los grandes monumentos se sitúan en escenas cotidianas. Su representación del Hofburg vienés muestra una plaza bulliciosa y crea la apariencia de una instantánea. Su vista de la catedral de San Esteban muestra un impresionante juego de luces y sombras. La obra de Rudolf es tan detallada que la hora del día queda clara por la posición del sol. La obra de Rudolf von Alt muestra elementos que se consideran precursores del Impresionismo.
Rudolf von Alt emprendió viajes a la parte oriental de la monarquía. Le gustaba procesar las impresiones que recogía en Praga y las regiones rurales en los llamados cuadros de mirilla. Los cuadros se podían ver en perspectiva casi perfecta en los correspondientes accesorios. Estas vistas eran una gran atracción en las ferias.
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