De las manos del maestro noruego Nikolai Astrup (1880-1928) surge un remolino mágico de color, una alegría sensual plasmada en el lienzo como la melodía de una canción de antaño. Fue uno de los pioneros del modernismo, pero su legado artístico no se caracterizó por los colores oscuros y la experimentación estructural. Por el contrario, su obra es una intensa celebración de la vibrante paleta de colores del exuberante paisaje de Vestlandet, que captura de forma única la vida tradicional de la región. El resultado son impresiones artísticas tan vibrantes como si estuvieras caminando por los vastos campos y colinas boscosas de Noruega.
Astrup creció en el idilio rural de Jølster, entre el majestuoso fiordo Sognefjord y el de ensueño Nordfjord, y desde niño estuvo familiarizado con los misterios de la naturaleza. En lugar de seguir los deseos de su padre y seguir sus pasos como sacerdote, el joven Astrup decidió dedicarse a su pasión por el arte. Tras sus comienzos en la Real Academia de Bellas Artes de Kristiania (actual Oslo), su periplo le llevó, entre otros lugares, a París, donde estudió en la renombrada Académie Julian, y luego a Berlín, Dresde, Múnich y Hamburgo. En todas partes absorbió la inspiración que encontró, dando forma a su estilo distintivo. A pesar de sus numerosos viajes y estancias de estudio, Astrup siempre encontraba el camino de vuelta a sus raíces en Jølster, una región a la que había cogido tanto cariño que la convirtió en el centro de su arte. La pasión de Astrup por los colores vivos y su enfoque único de la pintura de paisaje dieron a sus obras una profundidad y vitalidad extraordinarias que las diferenciaron de las de sus contemporáneos. Sus xilografías también dan fe de su agudo sentido del juego de luces y colores. Astrup no se limitaba a crear arte, sino que daba vida a los paisajes y creaba una imagen nacional basada en las tradiciones y el folclore de Noruega.
El genio de Astrup y su contribución al arte fueron reconocidos póstumamente cuando sus obras se vendieron en subasta por hasta 500.000 dólares. Su estilo se compara a menudo con el de su contemporáneo Edvard Munch, y las obras de Astrup se describen como "mucho más brillantes, no sólo en color, sino también en humor". Su primera exposición fuera de Noruega tuvo lugar en 2016 en la Dulwich Picture Gallery de Londres, donde se presentaron más de 90 de sus óleos y grabados. Unos años más tarde, en 2021, la obra de Astrup formó parte de la amplia exposición "Nikolai Astrup: Visions of Norway" en el Clark Art Institute de Estados Unidos. Hoy tenemos el honor de ofrecer sus obras en forma de exquisitas impresiones artísticas. Reproducidas con la máxima precisión y cuidado, estas impresiones permiten experimentar de primera mano la incomparable maestría del arte de Astrup. Su amor por el color, su sentido del paisaje y su estilo único cobran vida en estas impresiones artísticas que llevan a su hogar no sólo una obra de arte, sino un pedazo del alma de Nikolai Astrup.
De las manos del maestro noruego Nikolai Astrup (1880-1928) surge un remolino mágico de color, una alegría sensual plasmada en el lienzo como la melodía de una canción de antaño. Fue uno de los pioneros del modernismo, pero su legado artístico no se caracterizó por los colores oscuros y la experimentación estructural. Por el contrario, su obra es una intensa celebración de la vibrante paleta de colores del exuberante paisaje de Vestlandet, que captura de forma única la vida tradicional de la región. El resultado son impresiones artísticas tan vibrantes como si estuvieras caminando por los vastos campos y colinas boscosas de Noruega.
Astrup creció en el idilio rural de Jølster, entre el majestuoso fiordo Sognefjord y el de ensueño Nordfjord, y desde niño estuvo familiarizado con los misterios de la naturaleza. En lugar de seguir los deseos de su padre y seguir sus pasos como sacerdote, el joven Astrup decidió dedicarse a su pasión por el arte. Tras sus comienzos en la Real Academia de Bellas Artes de Kristiania (actual Oslo), su periplo le llevó, entre otros lugares, a París, donde estudió en la renombrada Académie Julian, y luego a Berlín, Dresde, Múnich y Hamburgo. En todas partes absorbió la inspiración que encontró, dando forma a su estilo distintivo. A pesar de sus numerosos viajes y estancias de estudio, Astrup siempre encontraba el camino de vuelta a sus raíces en Jølster, una región a la que había cogido tanto cariño que la convirtió en el centro de su arte. La pasión de Astrup por los colores vivos y su enfoque único de la pintura de paisaje dieron a sus obras una profundidad y vitalidad extraordinarias que las diferenciaron de las de sus contemporáneos. Sus xilografías también dan fe de su agudo sentido del juego de luces y colores. Astrup no se limitaba a crear arte, sino que daba vida a los paisajes y creaba una imagen nacional basada en las tradiciones y el folclore de Noruega.
El genio de Astrup y su contribución al arte fueron reconocidos póstumamente cuando sus obras se vendieron en subasta por hasta 500.000 dólares. Su estilo se compara a menudo con el de su contemporáneo Edvard Munch, y las obras de Astrup se describen como "mucho más brillantes, no sólo en color, sino también en humor". Su primera exposición fuera de Noruega tuvo lugar en 2016 en la Dulwich Picture Gallery de Londres, donde se presentaron más de 90 de sus óleos y grabados. Unos años más tarde, en 2021, la obra de Astrup formó parte de la amplia exposición "Nikolai Astrup: Visions of Norway" en el Clark Art Institute de Estados Unidos. Hoy tenemos el honor de ofrecer sus obras en forma de exquisitas impresiones artísticas. Reproducidas con la máxima precisión y cuidado, estas impresiones permiten experimentar de primera mano la incomparable maestría del arte de Astrup. Su amor por el color, su sentido del paisaje y su estilo único cobran vida en estas impresiones artísticas que llevan a su hogar no sólo una obra de arte, sino un pedazo del alma de Nikolai Astrup.
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