"Apóstol del kohlrabi", "bicho raro", "comehierbas": el pintor y autoproclamado profeta Karl Wilhelm Diefenbach recibió a su vez muchos apodos. Pero por mucho que muchos de sus contemporáneos lo desaprobaran, sus seguidores lo adoraban. Descalzo y con un vestido de lana blanco, el artista defendió con pasión sus reformas vitales, en las que abogaba por más humanidad, más moderación y una convivencia armoniosa en armonía con la naturaleza. De este modo, ya en el siglo XIX defendía unas tesis que hoy están más de actualidad que nunca.
Hijo de un pintor, nació a mediados del siglo XIX en el Ducado de Nassau, hoy conocido como la pequeña ciudad de Hadamar. Desde muy joven se sintió atraído por las artes plásticas, por lo que se matriculó como estudiante de arte en la Academia de Múnich. Sin embargo, apenas asistió a las clases: un golpe inesperado del destino cambió drásticamente su anterior modo de vida. Cayó gravemente enfermo de fiebre tifoidea, sufrió varias enfermedades secundarias y estuvo confinado en cama durante meses. Años de enfermedad y debilidad le marcaron hasta que un nuevo movimiento le alivió por fin: una cura puramente vegetariana le reconstruyó. El giro de su vida, pues a partir de entonces renunció a la carne y a los estimulantes y propagó a bombo y platillo el vegetarianismo. En la era de la industrialización y la urbanización, se decantó por una vida más orientada a la naturaleza y se convirtió en un activo defensor de los baños de sol y la cultura del cuerpo libre. Ya no quería verse constreñido por las convenciones sociales y las limitaciones del Estado; en su lugar, creó sus propios ideales, en base a los cuales fundó una comuna.
El modelo de vida reformista dio forma a la obra artística del rebelde cultural, pero también contribuyó significativamente al fracaso de su carrera. Aunque la personalidad del artista era bien conocida, el interés del público se limitaba más a su persona que a sus productos pictóricos. Sin embargo, no se dejó desanimar y expresó sus pensamientos y opiniones en más de cien cuadros. Con la ayuda de su alumno Fidus, creó finalmente su monumento artístico: "Per aspera ad astra". El nombre del friso de siluetas de 68 metros de largo proviene de un antiguo dicho que significa "a través de lo áspero se llega a las estrellas". La obra más poética y conocida del pintor de fuerte carácter consta de 34 cuadros parciales, todos ellos con siluetas. Se reduce de forma minimalista a los colores blanco y negro, pero su elección de motivos expresa la cercanía del pintor a la naturaleza y el amor a la vida: unidos, los niños y sus compañeros animales pasan, haciendo música desprendida con gaitas, timbales y trompetas. El cuadro capta así hábilmente la esencia de la autorreforma de Diefenbach. A los 62 años, el visionario adorador del sol murió finalmente en su finca de la isla mediterránea de Capri. Un amigo describió posteriormente su fallecimiento como "repentino" y "violento como una tormenta". Así, Karl Wilhelm Diefenbach, famoso por su tormentoso estilo de vida, encontró una muerte igualmente tormentosa. Sin embargo, sus teorías siguen siendo relevantes hoy en día.
"Apóstol del kohlrabi", "bicho raro", "comehierbas": el pintor y autoproclamado profeta Karl Wilhelm Diefenbach recibió a su vez muchos apodos. Pero por mucho que muchos de sus contemporáneos lo desaprobaran, sus seguidores lo adoraban. Descalzo y con un vestido de lana blanco, el artista defendió con pasión sus reformas vitales, en las que abogaba por más humanidad, más moderación y una convivencia armoniosa en armonía con la naturaleza. De este modo, ya en el siglo XIX defendía unas tesis que hoy están más de actualidad que nunca.
Hijo de un pintor, nació a mediados del siglo XIX en el Ducado de Nassau, hoy conocido como la pequeña ciudad de Hadamar. Desde muy joven se sintió atraído por las artes plásticas, por lo que se matriculó como estudiante de arte en la Academia de Múnich. Sin embargo, apenas asistió a las clases: un golpe inesperado del destino cambió drásticamente su anterior modo de vida. Cayó gravemente enfermo de fiebre tifoidea, sufrió varias enfermedades secundarias y estuvo confinado en cama durante meses. Años de enfermedad y debilidad le marcaron hasta que un nuevo movimiento le alivió por fin: una cura puramente vegetariana le reconstruyó. El giro de su vida, pues a partir de entonces renunció a la carne y a los estimulantes y propagó a bombo y platillo el vegetarianismo. En la era de la industrialización y la urbanización, se decantó por una vida más orientada a la naturaleza y se convirtió en un activo defensor de los baños de sol y la cultura del cuerpo libre. Ya no quería verse constreñido por las convenciones sociales y las limitaciones del Estado; en su lugar, creó sus propios ideales, en base a los cuales fundó una comuna.
El modelo de vida reformista dio forma a la obra artística del rebelde cultural, pero también contribuyó significativamente al fracaso de su carrera. Aunque la personalidad del artista era bien conocida, el interés del público se limitaba más a su persona que a sus productos pictóricos. Sin embargo, no se dejó desanimar y expresó sus pensamientos y opiniones en más de cien cuadros. Con la ayuda de su alumno Fidus, creó finalmente su monumento artístico: "Per aspera ad astra". El nombre del friso de siluetas de 68 metros de largo proviene de un antiguo dicho que significa "a través de lo áspero se llega a las estrellas". La obra más poética y conocida del pintor de fuerte carácter consta de 34 cuadros parciales, todos ellos con siluetas. Se reduce de forma minimalista a los colores blanco y negro, pero su elección de motivos expresa la cercanía del pintor a la naturaleza y el amor a la vida: unidos, los niños y sus compañeros animales pasan, haciendo música desprendida con gaitas, timbales y trompetas. El cuadro capta así hábilmente la esencia de la autorreforma de Diefenbach. A los 62 años, el visionario adorador del sol murió finalmente en su finca de la isla mediterránea de Capri. Un amigo describió posteriormente su fallecimiento como "repentino" y "violento como una tormenta". Así, Karl Wilhelm Diefenbach, famoso por su tormentoso estilo de vida, encontró una muerte igualmente tormentosa. Sin embargo, sus teorías siguen siendo relevantes hoy en día.
Página 1 / 1