El 1 de enero de 1842 nació en las bulliciosas calles de Londres la vida de John William North, que pronto se convertiría en un destacado miembro de los Idyllists y en un célebre paisajista e ilustrador británico. El lugar de nacimiento de North, Walham Green, en Londres, un centro de vida urbana, contrastaba con los tranquilos paisajes que más tarde plasmaría en su obra. El joven talento se manifestó pronto, y a los diez años realizó su primera acuarela, "El Támesis desde Wandsworth". Esta obra, expuesta posteriormente por la Royal Watercolour Society, fue el comienzo de un viaje artístico que ha quedado plasmado en grabados artísticos que ahora adornan las paredes de los amantes del arte de todo el mundo. El camino de North hacia la maestría artística le llevó a formarse como ilustrador en Josiah Wood Whymper, un renombrado grabador de madera londinense. Aquí, en la vibrante escena artística londinense, North entabló amistad con artistas como Frederick Walker, Arthur Boyd Houghton y George John Pinwell, todos ellos conocidos por sus conexiones con la Escuela Idílica. La maestría de North con el pincel y el lápiz le llevó a realizar ilustraciones en blanco y negro para diversas publicaciones, lo que le granjeó una gran reputación por sus extraordinarios paisajes.
Con el éxito de su trabajo de ilustración y su creciente reputación como pintor de acuarelas, North se trasladó a Somerset en 1868, donde alquiló una habitación en Halsway Manor. Su amigo y colega Frederick Walker también vivía allí. Los pintorescos paisajes que creó allí pueden verse en vívidas acuarelas como la de Halsway Manor, de 1865, que ahora se expone en el Museo Británico de Londres. Las décadas de 1860 y 1870 representaron un momento crucial en la carrera de North. Abandonó la ilustración y se dedicó por completo a la pintura, lo que dio lugar a una impresionante serie de acuarelas. Su debut en la Royal Academy en 1869 con cuatro acuarelas, entre ellas The Wood Gatherers, demostró su creciente maestría y propició su admisión en la Royal Watercolour Society y su nombramiento como miembro de la Royal Academy. Sin embargo, la labor de North no se limitó a la pintura. En 1895 fundó la OW Paper & Arts Co, que producía papeles de alta calidad para grabados artísticos y acuarelas. Estos finos papeles captan la excelencia de su obra.
En sus últimos años, North recurrió a una técnica pictórica experimental, aplicando sus colores en puntos muy pequeños y toques puros de color, una técnica que incluso anticipaba el puntillismo. La apreciación de su obra quedó patente en la calidad de los grabados artísticos que se produjeron de su obra, e incluso después de su muerte el 20 de diciembre de 1924 en Stamborough, Somerset, su legado perdura en estos grabados artísticos. John William North dejó una huella perdurable en el mundo del arte, no sólo a través de sus propias obras, sino también a través de la alta calidad de las estampas artísticas que dan vida a sus paisajes. Aunque el "arte de la caja de bombones" no refleje plenamente sus últimas acuarelas, su esfuerzo por crear una conexión espiritual con la naturaleza sigue siendo un elemento definitorio de su arte. Hoy, gracias a la reproducción de sus obras en forma de grabados, podemos seguir admirando y celebrando el legado de este extraordinario artista.
El 1 de enero de 1842 nació en las bulliciosas calles de Londres la vida de John William North, que pronto se convertiría en un destacado miembro de los Idyllists y en un célebre paisajista e ilustrador británico. El lugar de nacimiento de North, Walham Green, en Londres, un centro de vida urbana, contrastaba con los tranquilos paisajes que más tarde plasmaría en su obra. El joven talento se manifestó pronto, y a los diez años realizó su primera acuarela, "El Támesis desde Wandsworth". Esta obra, expuesta posteriormente por la Royal Watercolour Society, fue el comienzo de un viaje artístico que ha quedado plasmado en grabados artísticos que ahora adornan las paredes de los amantes del arte de todo el mundo. El camino de North hacia la maestría artística le llevó a formarse como ilustrador en Josiah Wood Whymper, un renombrado grabador de madera londinense. Aquí, en la vibrante escena artística londinense, North entabló amistad con artistas como Frederick Walker, Arthur Boyd Houghton y George John Pinwell, todos ellos conocidos por sus conexiones con la Escuela Idílica. La maestría de North con el pincel y el lápiz le llevó a realizar ilustraciones en blanco y negro para diversas publicaciones, lo que le granjeó una gran reputación por sus extraordinarios paisajes.
Con el éxito de su trabajo de ilustración y su creciente reputación como pintor de acuarelas, North se trasladó a Somerset en 1868, donde alquiló una habitación en Halsway Manor. Su amigo y colega Frederick Walker también vivía allí. Los pintorescos paisajes que creó allí pueden verse en vívidas acuarelas como la de Halsway Manor, de 1865, que ahora se expone en el Museo Británico de Londres. Las décadas de 1860 y 1870 representaron un momento crucial en la carrera de North. Abandonó la ilustración y se dedicó por completo a la pintura, lo que dio lugar a una impresionante serie de acuarelas. Su debut en la Royal Academy en 1869 con cuatro acuarelas, entre ellas The Wood Gatherers, demostró su creciente maestría y propició su admisión en la Royal Watercolour Society y su nombramiento como miembro de la Royal Academy. Sin embargo, la labor de North no se limitó a la pintura. En 1895 fundó la OW Paper & Arts Co, que producía papeles de alta calidad para grabados artísticos y acuarelas. Estos finos papeles captan la excelencia de su obra.
En sus últimos años, North recurrió a una técnica pictórica experimental, aplicando sus colores en puntos muy pequeños y toques puros de color, una técnica que incluso anticipaba el puntillismo. La apreciación de su obra quedó patente en la calidad de los grabados artísticos que se produjeron de su obra, e incluso después de su muerte el 20 de diciembre de 1924 en Stamborough, Somerset, su legado perdura en estos grabados artísticos. John William North dejó una huella perdurable en el mundo del arte, no sólo a través de sus propias obras, sino también a través de la alta calidad de las estampas artísticas que dan vida a sus paisajes. Aunque el "arte de la caja de bombones" no refleje plenamente sus últimas acuarelas, su esfuerzo por crear una conexión espiritual con la naturaleza sigue siendo un elemento definitorio de su arte. Hoy, gracias a la reproducción de sus obras en forma de grabados, podemos seguir admirando y celebrando el legado de este extraordinario artista.
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