John Michael Wright fue uno de los retratistas estrella de la alta sociedad inglesa del siglo XVII. Carlos II, Thomas Hobbes y otras personalidades de su tiempo se sentaron a su lado. Sus cuadros se caracterizan por un realismo sobrio y elegante. Con un fino sentido del color, Wright escenificó sus modelos con gran claridad y seguridad en sí mismo. Como representante del Barroco, sus cuadros también se caracterizan por la suntuosidad de los paños y las referencias a temas clásicos. Sin embargo, Wright consiguió conservar cierta naturalidad y autenticidad en sus motivos, lo que confiere a sus cuadros una profundidad mágica.
El origen exacto de Wright no está documentado con precisión; a veces se describía a sí mismo como escocés y a veces como inglés. Las firmas de sus obras y sus documentos de viaje también lo reflejan. Como "Pictor Scotus" y al mismo tiempo "Pictor Anglus", era considerado un contemporáneo excepcionalmente cosmopolita, lo que le granjeó una gran simpatía en los círculos de la alta sociedad. De hecho, pasó mucho tiempo en varios lugares de Europa. De niño, se trasladó a Escocia por una razón inexplicable. Allí estudió con el ya muy respetado pintor escocés George Jameson. A continuación se trasladó a Roma, donde en tan sólo 10 años se labró una reputación de notable artista y conocedor del arte. Se le concedió el honor de ser miembro de la Academia de San Luca y se relacionó con algunos de los principales artistas de su época. Estas relaciones le permitieron amasar una colección de arte. Entre ellas había obras de Miguel Ángel, Rafael y Tiziano.
Tras su paso por Roma, Wright viajó a Bruselas, donde Leopoldo Guillermo, archiduque de Austria y gobernador de los Países Bajos españoles, se percató del simpático hombre y de sus habilidades. El Archiduque contrató a Wright como experto para su colección de antigüedades. Debía comprar obras de arte en Inglaterra en su nombre y ampliar su considerable colección. Sin embargo, los acontecimientos políticos hicieron que este empleo no durara mucho. Wright, que ahora vivía permanentemente en Londres, consiguió ser contratado como pintor de la corte a pesar de su confesión religiosa. El hecho de que, como cristiano católico romano, se le permitiera pintar un retrato de Elizabeth Claypole, la hija del protestante Oliver Cromwell, no era una cuestión de costumbre en aquella época. El criado Nathaniel Waterhouse llegó a condenar esta circunstancia como el resultado del "deliberado y desvergonzado lameculos" de Wright.
Tras la Restauración y el restablecimiento de los Estuardo, Wright tenía mejores cartas que jugar respecto a su denominación. Retrató al rey con la vestimenta completa, posando en el trono con las galas reales. Pero Carlos II, al parecer amante de lo pomposo, prefirió al colega de Wright, Peter Lely. Aunque el rey concedió a Wright el derecho a añadir el título de "Pictor Regis" a sus obras, concedió el codiciado puesto de pintor de la corte real a Lely. El estilo pictórico del danés era más ostentoso, más suave y más dulce que el de Wright. De este modo, satisfizo el gusto de la época. Sin embargo, las cualidades pictóricas de Wright no son en absoluto inferiores a las de Lely. Hoy en día se le considera uno de los pintores británicos pioneros de su época por su característico realismo.
John Michael Wright fue uno de los retratistas estrella de la alta sociedad inglesa del siglo XVII. Carlos II, Thomas Hobbes y otras personalidades de su tiempo se sentaron a su lado. Sus cuadros se caracterizan por un realismo sobrio y elegante. Con un fino sentido del color, Wright escenificó sus modelos con gran claridad y seguridad en sí mismo. Como representante del Barroco, sus cuadros también se caracterizan por la suntuosidad de los paños y las referencias a temas clásicos. Sin embargo, Wright consiguió conservar cierta naturalidad y autenticidad en sus motivos, lo que confiere a sus cuadros una profundidad mágica.
El origen exacto de Wright no está documentado con precisión; a veces se describía a sí mismo como escocés y a veces como inglés. Las firmas de sus obras y sus documentos de viaje también lo reflejan. Como "Pictor Scotus" y al mismo tiempo "Pictor Anglus", era considerado un contemporáneo excepcionalmente cosmopolita, lo que le granjeó una gran simpatía en los círculos de la alta sociedad. De hecho, pasó mucho tiempo en varios lugares de Europa. De niño, se trasladó a Escocia por una razón inexplicable. Allí estudió con el ya muy respetado pintor escocés George Jameson. A continuación se trasladó a Roma, donde en tan sólo 10 años se labró una reputación de notable artista y conocedor del arte. Se le concedió el honor de ser miembro de la Academia de San Luca y se relacionó con algunos de los principales artistas de su época. Estas relaciones le permitieron amasar una colección de arte. Entre ellas había obras de Miguel Ángel, Rafael y Tiziano.
Tras su paso por Roma, Wright viajó a Bruselas, donde Leopoldo Guillermo, archiduque de Austria y gobernador de los Países Bajos españoles, se percató del simpático hombre y de sus habilidades. El Archiduque contrató a Wright como experto para su colección de antigüedades. Debía comprar obras de arte en Inglaterra en su nombre y ampliar su considerable colección. Sin embargo, los acontecimientos políticos hicieron que este empleo no durara mucho. Wright, que ahora vivía permanentemente en Londres, consiguió ser contratado como pintor de la corte a pesar de su confesión religiosa. El hecho de que, como cristiano católico romano, se le permitiera pintar un retrato de Elizabeth Claypole, la hija del protestante Oliver Cromwell, no era una cuestión de costumbre en aquella época. El criado Nathaniel Waterhouse llegó a condenar esta circunstancia como el resultado del "deliberado y desvergonzado lameculos" de Wright.
Tras la Restauración y el restablecimiento de los Estuardo, Wright tenía mejores cartas que jugar respecto a su denominación. Retrató al rey con la vestimenta completa, posando en el trono con las galas reales. Pero Carlos II, al parecer amante de lo pomposo, prefirió al colega de Wright, Peter Lely. Aunque el rey concedió a Wright el derecho a añadir el título de "Pictor Regis" a sus obras, concedió el codiciado puesto de pintor de la corte real a Lely. El estilo pictórico del danés era más ostentoso, más suave y más dulce que el de Wright. De este modo, satisfizo el gusto de la época. Sin embargo, las cualidades pictóricas de Wright no son en absoluto inferiores a las de Lely. Hoy en día se le considera uno de los pintores británicos pioneros de su época por su característico realismo.
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