El 28 de octubre de 1697, en Mühlhausen/Turingia, el primogénito de los Auerbach, Johann Gottfried, abrió un nuevo capítulo en la historia familiar afirmándose en el rocoso camino del arte y escalando finalmente los altos muros de la corte imperial de Viena. En el fascinante mosaico del arte del siglo XVIII, Auerbach, pintor de talento de origen alemán, desempeña un papel notable. Sus vívidos retratos de la emperatriz María Teresa, el emperador Francisco I y otros miembros de la dinastía de los Habsburgo le valieron un considerable reconocimiento. La magistral habilidad de Auerbach para plasmar en el lienzo los finos detalles del rostro humano no sólo impresionó a la nobleza, sino que le valió su nombramiento como pintor de la corte imperial en 1735. En medio de los magníficos salones del Hofburg vienés, realizó obras tan notables como el retrato del emperador Carlos VI, que aún hoy puede admirarse en la Galería Imperial de Viena. Una perla especial de su obra es el monumental retrato ecuestre del príncipe Eugenio de Saboya, que ocupa un lugar de honor en el Museo de Historia Militar de Viena.
Las intrigas de la pintura de corte dieron un giro extraordinario en 1728, cuando el emperador Carlos VI ordenó la realización de un gran inventario de cuadros y encargó al famoso pintor napolitano Francesco Solimena un cuadro dedicatorio. En este imponente cuadro barroco, el director del edificio imperial presenta el inventario de su colección al emperador. Sorprendentemente, el retrato real del emperador Carlos VI y su director de edificios no fue ejecutado por Solimena sino por Auerbach, cuya precisa técnica de retrato hizo justicia a la preferencia cortesana por la representación ceremonial. El considerable talento de Auerbach y su legado artístico quedan plasmados en las impresiones artísticas de alta calidad de sus obras, reproducidas con gran esmero y ofrecidas por nuestra empresa. Estas impresiones artísticas le permiten experimentar el detalle y la maestría de Auerbach en su propia casa y apreciar su contribución al arte del siglo XVIII. Cada obra es un homenaje a Johann Gottfried Auerbach, un artista cuya maestría se refleja en cada pincelada y que supo retratar a los personajes cortesanos de su época de forma auténtica y estilizada.
El 28 de octubre de 1697, en Mühlhausen/Turingia, el primogénito de los Auerbach, Johann Gottfried, abrió un nuevo capítulo en la historia familiar afirmándose en el rocoso camino del arte y escalando finalmente los altos muros de la corte imperial de Viena. En el fascinante mosaico del arte del siglo XVIII, Auerbach, pintor de talento de origen alemán, desempeña un papel notable. Sus vívidos retratos de la emperatriz María Teresa, el emperador Francisco I y otros miembros de la dinastía de los Habsburgo le valieron un considerable reconocimiento. La magistral habilidad de Auerbach para plasmar en el lienzo los finos detalles del rostro humano no sólo impresionó a la nobleza, sino que le valió su nombramiento como pintor de la corte imperial en 1735. En medio de los magníficos salones del Hofburg vienés, realizó obras tan notables como el retrato del emperador Carlos VI, que aún hoy puede admirarse en la Galería Imperial de Viena. Una perla especial de su obra es el monumental retrato ecuestre del príncipe Eugenio de Saboya, que ocupa un lugar de honor en el Museo de Historia Militar de Viena.
Las intrigas de la pintura de corte dieron un giro extraordinario en 1728, cuando el emperador Carlos VI ordenó la realización de un gran inventario de cuadros y encargó al famoso pintor napolitano Francesco Solimena un cuadro dedicatorio. En este imponente cuadro barroco, el director del edificio imperial presenta el inventario de su colección al emperador. Sorprendentemente, el retrato real del emperador Carlos VI y su director de edificios no fue ejecutado por Solimena sino por Auerbach, cuya precisa técnica de retrato hizo justicia a la preferencia cortesana por la representación ceremonial. El considerable talento de Auerbach y su legado artístico quedan plasmados en las impresiones artísticas de alta calidad de sus obras, reproducidas con gran esmero y ofrecidas por nuestra empresa. Estas impresiones artísticas le permiten experimentar el detalle y la maestría de Auerbach en su propia casa y apreciar su contribución al arte del siglo XVIII. Cada obra es un homenaje a Johann Gottfried Auerbach, un artista cuya maestría se refleja en cada pincelada y que supo retratar a los personajes cortesanos de su época de forma auténtica y estilizada.
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