Único en su poder creativo, magistral en su técnica y único en su influencia, así es como Giacinto Brandi (* 23 de febrero de 1621 en Roma; † 19 de enero de 1691 allí) entró en el escenario de la historia del arte. Su vida se desarrolla como un cuadro vivo, lleno de color, pasión y profundidad. Nacido en el corazón de Roma, en casa de su padre Giovanni, en Via Giulia, Brandi fue bautizado en la basílica de San Giovanni Battista dei Fiorentini. A pesar de la suposición, común pero errónea, de que nació en Gaeta, lo cierto es que su cuna estuvo en Roma. Cuando tenía cuatro años, la familia se trasladó cerca de la Basílica de Sant'Andrea delle Fratte, un entorno que moldeó y enriqueció su trayectoria artística.
Brandi, cuyo corazón siempre latió por la pintura, comenzó su formación artística en el taller de Alessandro Algardi. Sin embargo, ante el intento de Algardi de introducirle en la escultura, Brandi decidió perseguir su pasión por la pintura y en 1633 se trasladó al taller del ARTISTA1, alumno del ARTISTA2. Este cambio marcaría su trayectoria artística y le convertiría en uno de los pintores más respetados de su época. Tras trabajar en Nápoles, Brandi regresó a Roma en 1638, donde se casó en 1640 con Maria Teresa Cagieri, una mujer de origen francés. Allí, en la Via della Croce, cerca de la Plaza de España, creó sus obras más magníficas. Ingresó en la Congregación de Virtuosos del Panteón y asistió a la Accademia di San Luca desde 1651, convirtiéndose en su director en 1668. Su reconocimiento se extendió a los círculos más altos cuando el papa Inocencio X le nombró caballero y le hizo prestigiosos encargos, entre ellos un ciclo de frescos en el palacio Pamphilj de la plaza Navona. Hemos reproducido sus obras, que se reflejan en los frescos y pinturas de numerosas iglesias barrocas, como impresiones artísticas con el mayor cuidado y los más altos estándares de calidad.
Sus magníficas obras, que incluyen el ciclo "Caída de los ángeles caídos", "Flagelación", "Entierro", "San Bruno" y "Jesús en el huerto de Getsemaní", se pueden encontrar en Roma. Hoy tenemos el honor de ofrecer estas obras como grabados artísticos para que los amantes del arte de todo el mundo puedan disfrutar y apreciar el legado de este notable artista. Cada obra es una oda al talento de Brandi y a su capacidad para expresar temas emocionales y espirituales profundos a través de su arte. Su arte sigue vivo en nuestras impresiones artísticas, que pretenden preservar y transmitir el legado de este gran artista.
Único en su poder creativo, magistral en su técnica y único en su influencia, así es como Giacinto Brandi (* 23 de febrero de 1621 en Roma; † 19 de enero de 1691 allí) entró en el escenario de la historia del arte. Su vida se desarrolla como un cuadro vivo, lleno de color, pasión y profundidad. Nacido en el corazón de Roma, en casa de su padre Giovanni, en Via Giulia, Brandi fue bautizado en la basílica de San Giovanni Battista dei Fiorentini. A pesar de la suposición, común pero errónea, de que nació en Gaeta, lo cierto es que su cuna estuvo en Roma. Cuando tenía cuatro años, la familia se trasladó cerca de la Basílica de Sant'Andrea delle Fratte, un entorno que moldeó y enriqueció su trayectoria artística.
Brandi, cuyo corazón siempre latió por la pintura, comenzó su formación artística en el taller de Alessandro Algardi. Sin embargo, ante el intento de Algardi de introducirle en la escultura, Brandi decidió perseguir su pasión por la pintura y en 1633 se trasladó al taller del ARTISTA1, alumno del ARTISTA2. Este cambio marcaría su trayectoria artística y le convertiría en uno de los pintores más respetados de su época. Tras trabajar en Nápoles, Brandi regresó a Roma en 1638, donde se casó en 1640 con Maria Teresa Cagieri, una mujer de origen francés. Allí, en la Via della Croce, cerca de la Plaza de España, creó sus obras más magníficas. Ingresó en la Congregación de Virtuosos del Panteón y asistió a la Accademia di San Luca desde 1651, convirtiéndose en su director en 1668. Su reconocimiento se extendió a los círculos más altos cuando el papa Inocencio X le nombró caballero y le hizo prestigiosos encargos, entre ellos un ciclo de frescos en el palacio Pamphilj de la plaza Navona. Hemos reproducido sus obras, que se reflejan en los frescos y pinturas de numerosas iglesias barrocas, como impresiones artísticas con el mayor cuidado y los más altos estándares de calidad.
Sus magníficas obras, que incluyen el ciclo "Caída de los ángeles caídos", "Flagelación", "Entierro", "San Bruno" y "Jesús en el huerto de Getsemaní", se pueden encontrar en Roma. Hoy tenemos el honor de ofrecer estas obras como grabados artísticos para que los amantes del arte de todo el mundo puedan disfrutar y apreciar el legado de este notable artista. Cada obra es una oda al talento de Brandi y a su capacidad para expresar temas emocionales y espirituales profundos a través de su arte. Su arte sigue vivo en nuestras impresiones artísticas, que pretenden preservar y transmitir el legado de este gran artista.
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