Frederick Catherwood tuvo una vida impresionante, ya que se hizo un nombre no sólo como artista y arquitecto, sino también como explorador. Sus viajes le llevaron a Centroamérica en el siglo XIX, donde quedó fascinado por las ciudades en ruinas de la desaparecida civilización maya. Los monumentos antiguos y las ruinas siempre han sido objeto de la obra artística de Catherwood. Sus primeras pinturas muestran monumentos de egipcios, cartagineses y fenicios que visitó en sus viajes. Pero son las pinturas de los templos mayas las que le hacen famoso hasta hoy y cautivan a muchos espectadores.
Una experiencia determinante en la vida de Frederick Catherwood fue su encuentro con el escritor John Lloyd Stephens. Los dos se hicieron buenos amigos. Tras leer un reportaje sobre las ruinas mayas de Centroamérica, decidieron sin más preámbulos embarcarse en una expedición propia. Su objetivo declarado era crear su propia obra con más detalles y mejores ilustraciones. Durante más de un año, fueron de un sitio antiguo a otro. En muchos de ellos, los dos exploradores fueron los primeros en realizar una descripción. Al final, publicaron conjuntamente varios libros con numerosos dibujos de Catherwood. Estas publicaciones juegan un papel decisivo para que los mayas y su cultura vuelvan a estar muy presentes en nuestras mentes hoy en día. Aunque las obras de arte de Catherwood muestran las ciudades mayas en su forma actual, como ruinas cubiertas de árboles y enredaderas, siguen dando al espectador la impresión de lo magníficos que debían parecer los poderosos templos en su antigua gloria. Cada una de sus obras expresa la fascinación que este mundo desaparecido ejerce sobre muchas personas. Por desgracia, muchos de los cuadros y dibujos de Catherwood fueron destruidos en un incendio cuando se exponían en Nueva York. Pero algunos, afortunadamente, sobreviven hasta nuestros días en museos y colecciones privadas.
La vida aventurera de Frederick Catherwood terminó trágicamente cuando intentó cruzar el Atlántico en el vapor "SS Arctic" en 1854. Frente a la costa de Terranova, el barco tuvo que abrirse paso entre la densa niebla. En estas circunstancias, se produjo el desastre: el "Arctic" colisionó con un barco francés, que también tuvo problemas de navegación debido a las condiciones meteorológicas. El número de botes salvavidas a bordo ni siquiera era suficiente para dar cobijo a la mitad de las personas a bordo, por lo que el pánico se extendió rápidamente mientras el "Arctic" se hundía en las aguas heladas en el transcurso de varias horas. Especialmente trágico: no sólo Frederick Catherwood, sino también todas las mujeres y niños que se encontraban entre los pasajeros perecieron en este desastre. De las aproximadamente 400 personas que iban a bordo, sólo 85 sobrevivieron.
Frederick Catherwood tuvo una vida impresionante, ya que se hizo un nombre no sólo como artista y arquitecto, sino también como explorador. Sus viajes le llevaron a Centroamérica en el siglo XIX, donde quedó fascinado por las ciudades en ruinas de la desaparecida civilización maya. Los monumentos antiguos y las ruinas siempre han sido objeto de la obra artística de Catherwood. Sus primeras pinturas muestran monumentos de egipcios, cartagineses y fenicios que visitó en sus viajes. Pero son las pinturas de los templos mayas las que le hacen famoso hasta hoy y cautivan a muchos espectadores.
Una experiencia determinante en la vida de Frederick Catherwood fue su encuentro con el escritor John Lloyd Stephens. Los dos se hicieron buenos amigos. Tras leer un reportaje sobre las ruinas mayas de Centroamérica, decidieron sin más preámbulos embarcarse en una expedición propia. Su objetivo declarado era crear su propia obra con más detalles y mejores ilustraciones. Durante más de un año, fueron de un sitio antiguo a otro. En muchos de ellos, los dos exploradores fueron los primeros en realizar una descripción. Al final, publicaron conjuntamente varios libros con numerosos dibujos de Catherwood. Estas publicaciones juegan un papel decisivo para que los mayas y su cultura vuelvan a estar muy presentes en nuestras mentes hoy en día. Aunque las obras de arte de Catherwood muestran las ciudades mayas en su forma actual, como ruinas cubiertas de árboles y enredaderas, siguen dando al espectador la impresión de lo magníficos que debían parecer los poderosos templos en su antigua gloria. Cada una de sus obras expresa la fascinación que este mundo desaparecido ejerce sobre muchas personas. Por desgracia, muchos de los cuadros y dibujos de Catherwood fueron destruidos en un incendio cuando se exponían en Nueva York. Pero algunos, afortunadamente, sobreviven hasta nuestros días en museos y colecciones privadas.
La vida aventurera de Frederick Catherwood terminó trágicamente cuando intentó cruzar el Atlántico en el vapor "SS Arctic" en 1854. Frente a la costa de Terranova, el barco tuvo que abrirse paso entre la densa niebla. En estas circunstancias, se produjo el desastre: el "Arctic" colisionó con un barco francés, que también tuvo problemas de navegación debido a las condiciones meteorológicas. El número de botes salvavidas a bordo ni siquiera era suficiente para dar cobijo a la mitad de las personas a bordo, por lo que el pánico se extendió rápidamente mientras el "Arctic" se hundía en las aguas heladas en el transcurso de varias horas. Especialmente trágico: no sólo Frederick Catherwood, sino también todas las mujeres y niños que se encontraban entre los pasajeros perecieron en este desastre. De las aproximadamente 400 personas que iban a bordo, sólo 85 sobrevivieron.
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