A mediados del siglo XIX, el mundo de los medios de comunicación experimentó un cambio disruptivo. Las tareas periodísticas se convirtieron en una división del trabajo. Lo que parece tan mundano era una sensación para la sociedad de la época. Los periódicos y las revistas comenzaron a publicar sistemáticamente ilustraciones. Cuando Herbert Ingram fundó The Illustrated London News en 1842, era consciente del poder de las imágenes. Incluso el primer número, de dieciséis páginas, contenía treinta y dos xilografías. Trataba de la guerra de Afganistán, las desgracias y los acontecimientos sociales en la casa real. Los artículos ilustrados atraían a los lectores y pronto la revista empleó a un equipo de dibujantes e ilustradores que realizaban bocetos sobre el terreno. Probablemente uno de los ilustradores más conocidos fue Frank Watkins.
En la época en que nació Frank Watkins, la industrialización en Inglaterra había alcanzado un nivel que permitía producir periódicos y libros con ilustraciones de excelente calidad. Paralelamente, se había formado un grupo artístico perteneciente al movimiento Arts and Crafts. Por encima de todo, William Morris y John Ruskin trataron de mantener la forma conservadora del arte y de reducir el trabajo de las máquinas al mínimo. No se sabe qué camino educativo siguió Frank Watkins. Sus ilustraciones denotan un gran talento y una gran habilidad. El tiempo y el nivel técnico hablan de las litografías que Watkins produjo. Con la máxima precisión, el artista grabó la piedra de impresión con un tiralíneas de acero y aplicó una tinta especial. Frank Watkins consiguió representar acontecimientos y edificios con una extraordinaria atención al detalle. Admirable, ya que sus obras no estaban hechas para ser expuestas en el salón, sino para el momento.
La obra del artista cuenta su biografía. Muchas de sus obras fueron creadas en Londres. Sólo unos pocos motivos proceden de otros países europeos. Moscú, Norteamérica y el sur del continente son algunas de las estaciones que Watkins ha visitado. La visita de la Reina a Birmingham, en la que el artista estuvo presente, fue probablemente una experiencia especial. En 1887, la Reina de Inglaterra celebró el 50º aniversario de su reinado. Una ocasión que dio lugar a grandes festejos. Watkins estuvo en el lugar y produjo una serie de instantáneas de las celebraciones. Durante esta estancia, también se crearon obras al atardecer, que adquieren un carácter extraordinario gracias a un especial juego de luces. Lo que llama la atención es la respetuosa distancia que revela el reportero. Watkins estuvo presente en las apariciones públicas de la Reina en varias ocasiones. Queda por saber si es por invitación del tribunal o en nombre del periódico. El exhaustivo trabajo de Frank Watkins constituye una valiosa documentación. Una mirada atenta revela el cuidado y la dedicación con que el artista reunía la información y su gran poder de observación.
A mediados del siglo XIX, el mundo de los medios de comunicación experimentó un cambio disruptivo. Las tareas periodísticas se convirtieron en una división del trabajo. Lo que parece tan mundano era una sensación para la sociedad de la época. Los periódicos y las revistas comenzaron a publicar sistemáticamente ilustraciones. Cuando Herbert Ingram fundó The Illustrated London News en 1842, era consciente del poder de las imágenes. Incluso el primer número, de dieciséis páginas, contenía treinta y dos xilografías. Trataba de la guerra de Afganistán, las desgracias y los acontecimientos sociales en la casa real. Los artículos ilustrados atraían a los lectores y pronto la revista empleó a un equipo de dibujantes e ilustradores que realizaban bocetos sobre el terreno. Probablemente uno de los ilustradores más conocidos fue Frank Watkins.
En la época en que nació Frank Watkins, la industrialización en Inglaterra había alcanzado un nivel que permitía producir periódicos y libros con ilustraciones de excelente calidad. Paralelamente, se había formado un grupo artístico perteneciente al movimiento Arts and Crafts. Por encima de todo, William Morris y John Ruskin trataron de mantener la forma conservadora del arte y de reducir el trabajo de las máquinas al mínimo. No se sabe qué camino educativo siguió Frank Watkins. Sus ilustraciones denotan un gran talento y una gran habilidad. El tiempo y el nivel técnico hablan de las litografías que Watkins produjo. Con la máxima precisión, el artista grabó la piedra de impresión con un tiralíneas de acero y aplicó una tinta especial. Frank Watkins consiguió representar acontecimientos y edificios con una extraordinaria atención al detalle. Admirable, ya que sus obras no estaban hechas para ser expuestas en el salón, sino para el momento.
La obra del artista cuenta su biografía. Muchas de sus obras fueron creadas en Londres. Sólo unos pocos motivos proceden de otros países europeos. Moscú, Norteamérica y el sur del continente son algunas de las estaciones que Watkins ha visitado. La visita de la Reina a Birmingham, en la que el artista estuvo presente, fue probablemente una experiencia especial. En 1887, la Reina de Inglaterra celebró el 50º aniversario de su reinado. Una ocasión que dio lugar a grandes festejos. Watkins estuvo en el lugar y produjo una serie de instantáneas de las celebraciones. Durante esta estancia, también se crearon obras al atardecer, que adquieren un carácter extraordinario gracias a un especial juego de luces. Lo que llama la atención es la respetuosa distancia que revela el reportero. Watkins estuvo presente en las apariciones públicas de la Reina en varias ocasiones. Queda por saber si es por invitación del tribunal o en nombre del periódico. El exhaustivo trabajo de Frank Watkins constituye una valiosa documentación. Una mirada atenta revela el cuidado y la dedicación con que el artista reunía la información y su gran poder de observación.
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