Nacido en Madrid el 9 de abril de 1614 y trágicamente fallecido en el Escorial en 1685, el respetadísimo pintor español Francisco Rizi dejó un profundo legado. Figura destacada del Alto Barroco madrileño, Rizi era de ascendencia italiana y se distinguió por su magistral uso del color y la forma. Uno de los once hijos del pintor italiano Antonio Ricci y Gabriela Guevara, nació en el mundo del arte. La pasión de Rizi por las artes plásticas se vio decisivamente influida por la obra de su padre, que trabajó con Federico Zuccaro en los muros del palacio monástico del Escorial.
Rizi comenzó su aprendizaje con Vicente Carducho y rápidamente encontró su camino hacia la corte real, donde demostró sus habilidades en la decoración del magnífico "Salón Dorado" del Alcázar de Madrid. Esta tarea allanó el camino para otras numerosas contribuciones a la corte real, incluidas las decoraciones festivas y escénicas para la llegada de la consorte real María Ana de Austria a Madrid. Como pintor de escenas, Rizi encontró un escenario en el que podía poner en práctica sus conocimientos de arquitectura y perspectiva. Trasladó magistralmente la experiencia adquirida a la pintura religiosa, que puede admirarse en numerosas iglesias de Madrid y Toledo, enriqueciéndolas con impresionantes retablos y frescos. En el corazón de la catedral de Toledo, Francisco Rizi inmortalizó su profunda vinculación con la Iglesia en un rico conjunto de obras. Nombrado oficialmente pintor de la catedral en junio de 1653, Rizi creó una gran cantidad de obras, entre las que destacan las impresionantes decoraciones festivas de Semana Santa. Trabajó con Juan Carreño de Miranda en los frescos de la cúpula del octógono de la catedral de Toledo. Rizi, que fue nombrado pintor del rey Felipe IV, pudo vivir en el Alcázar de Madrid desde 1661, donde trabajó en el techo del Salón de los Espejos del Alcázar en estrecha colaboración con Carreño y bajo la supervisión de Diego Velázquez.
A pesar de las intermitentes dificultades con la corte real, Rizi siguió recibiendo importantes encargos de la iglesia. Entre los más significativos artísticamente se encuentra la decoración de la Capilla de los Milagros del Palacio del Monasterio de las Descalzas Reales, que aún pervive en la actualidad. En colaboración con Dionisio Mantuano, creó una magistral combinación de pintura de ilusión en técnica de fresco y pinturas devocionales al óleo, representando un "triunfo definitivo de la pintura de ilusión". Entre sus discípulos se encuentran Juan Antonio Escalante, José Antolí Inez y Antonio Palomino. Sus alumnos contribuyeron a que su arte influyera en la pintura española más allá de su muerte. Una de sus obras más famosas es el cuadro "La visión de San Antonio", que se expone en la Colección Real de Madrid. Esta pintura muestra a San Antonio de Padua contemplando al Niño Jesús y es un excelente ejemplo de la habilidad de Rizi para combinar efectos de iluminación dramáticos y finos detalles. A pesar de su temprana muerte, Francisco Rizi dejó un legado impresionante y su obra aún puede admirarse en museos y colecciones de todo el mundo. Sus importantes contribuciones al arte español y su poderosa representación de figuras y paisajes le han convertido en un símbolo perdurable del Barroco.
Nacido en Madrid el 9 de abril de 1614 y trágicamente fallecido en el Escorial en 1685, el respetadísimo pintor español Francisco Rizi dejó un profundo legado. Figura destacada del Alto Barroco madrileño, Rizi era de ascendencia italiana y se distinguió por su magistral uso del color y la forma. Uno de los once hijos del pintor italiano Antonio Ricci y Gabriela Guevara, nació en el mundo del arte. La pasión de Rizi por las artes plásticas se vio decisivamente influida por la obra de su padre, que trabajó con Federico Zuccaro en los muros del palacio monástico del Escorial.
Rizi comenzó su aprendizaje con Vicente Carducho y rápidamente encontró su camino hacia la corte real, donde demostró sus habilidades en la decoración del magnífico "Salón Dorado" del Alcázar de Madrid. Esta tarea allanó el camino para otras numerosas contribuciones a la corte real, incluidas las decoraciones festivas y escénicas para la llegada de la consorte real María Ana de Austria a Madrid. Como pintor de escenas, Rizi encontró un escenario en el que podía poner en práctica sus conocimientos de arquitectura y perspectiva. Trasladó magistralmente la experiencia adquirida a la pintura religiosa, que puede admirarse en numerosas iglesias de Madrid y Toledo, enriqueciéndolas con impresionantes retablos y frescos. En el corazón de la catedral de Toledo, Francisco Rizi inmortalizó su profunda vinculación con la Iglesia en un rico conjunto de obras. Nombrado oficialmente pintor de la catedral en junio de 1653, Rizi creó una gran cantidad de obras, entre las que destacan las impresionantes decoraciones festivas de Semana Santa. Trabajó con Juan Carreño de Miranda en los frescos de la cúpula del octógono de la catedral de Toledo. Rizi, que fue nombrado pintor del rey Felipe IV, pudo vivir en el Alcázar de Madrid desde 1661, donde trabajó en el techo del Salón de los Espejos del Alcázar en estrecha colaboración con Carreño y bajo la supervisión de Diego Velázquez.
A pesar de las intermitentes dificultades con la corte real, Rizi siguió recibiendo importantes encargos de la iglesia. Entre los más significativos artísticamente se encuentra la decoración de la Capilla de los Milagros del Palacio del Monasterio de las Descalzas Reales, que aún pervive en la actualidad. En colaboración con Dionisio Mantuano, creó una magistral combinación de pintura de ilusión en técnica de fresco y pinturas devocionales al óleo, representando un "triunfo definitivo de la pintura de ilusión". Entre sus discípulos se encuentran Juan Antonio Escalante, José Antolí Inez y Antonio Palomino. Sus alumnos contribuyeron a que su arte influyera en la pintura española más allá de su muerte. Una de sus obras más famosas es el cuadro "La visión de San Antonio", que se expone en la Colección Real de Madrid. Esta pintura muestra a San Antonio de Padua contemplando al Niño Jesús y es un excelente ejemplo de la habilidad de Rizi para combinar efectos de iluminación dramáticos y finos detalles. A pesar de su temprana muerte, Francisco Rizi dejó un legado impresionante y su obra aún puede admirarse en museos y colecciones de todo el mundo. Sus importantes contribuciones al arte español y su poderosa representación de figuras y paisajes le han convertido en un símbolo perdurable del Barroco.
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