Edwin Austin Abbey, nacido en Filadelfia el 1 de abril de 1852, fue un artista cuya carrera se despliega ante nosotros como un cuadro lleno de color. Su desarrollo artístico comenzó con sencillas ilustraciones para revistas como Harper's Weekly y Scribner's Magazine. Su linaje creativo estaba influido por el arte europeo en blanco y negro, y sus habilidades crecieron visiblemente al ilustrar las obras de Charles Dickens, Robert Herrick y Oliver Goldsmith. Con estas obras, Abbey demostró que era tan hábil con la pluma como otros artistas lo eran con el pincel.
En 1878, a petición de sus empleadores, Abbey se trasladó a Inglaterra para ilustrar la poesía de Robert Herrick. Sus ilustraciones tuvieron tanto éxito que acabó estableciéndose en Inglaterra. En 1883 fue elegido miembro del prestigioso Royal Institute of Painters in Water-Colors. Fue en esta época cuando Abbey empezó a ser conocido también por sus pinturas. Su acuarela "The Evil Eye" y otras obras como "The Rose in October", "An Old Song", "The Visitors" y "The Jongleur" no han perdido nada de su magia original. Abbey también creó maravillosos pasteles como "Beatrice", "Phyllis" y "Two Noble Kinsmen", que demuestran su extraordinaria habilidad para dominar los suaves tonos de esta técnica. Abbey mostró por primera vez sus habilidades con el óleo en 1890 con su cuadro "A May Day Morn". Su participación en la Royal Academy de Londres marcó un hito importante en su carrera. Igualmente notable fue el encargo del cuadro para la Coronación del rey Eduardo VII en 1901, que le reportó un merecido reconocimiento.
La década de 1890 llevó a Abbey a la Biblioteca Pública de Boston, donde creó una impresionante serie de murales. La serie, que representa "La búsqueda y la consecución del Santo Grial", fue una obra de gran envergadura a la que Abbey dedicó once años en su estudio inglés. Fue una verdadera obra maestra que sigue impresionando a los visitantes de la biblioteca por su ingenio y perfecta artesanía. Una impresión artística de una de sus obras de esta serie realzaría sin duda cualquier hogar u oficina. Otro proyecto que Abbey emprendió fue la creación de una serie de murales y obras de arte para el Capitolio del Estado de Pensilvania en Harrisburg, Pensilvania. Este ambicioso proyecto, iniciado en 1908, supuso el reto definitivo para sus habilidades artísticas. Desgraciadamente, su salud se deterioró en esa época y no pudo terminar todas las obras él mismo. Edwin Austin Abbey dejó un impresionante legado artístico. Sus obras se exponen en muchos museos prestigiosos, como el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y el Museum of Fine Arts de Boston. Aunque Abbey ya no está entre nosotros, su presencia permanece en las obras maestras que dejó. Es la prueba de que el verdadero arte puede trascender el tiempo y el espacio, tocando los corazones y las almas de la gente mucho después de la muerte del artista.
Edwin Austin Abbey, nacido en Filadelfia el 1 de abril de 1852, fue un artista cuya carrera se despliega ante nosotros como un cuadro lleno de color. Su desarrollo artístico comenzó con sencillas ilustraciones para revistas como Harper's Weekly y Scribner's Magazine. Su linaje creativo estaba influido por el arte europeo en blanco y negro, y sus habilidades crecieron visiblemente al ilustrar las obras de Charles Dickens, Robert Herrick y Oliver Goldsmith. Con estas obras, Abbey demostró que era tan hábil con la pluma como otros artistas lo eran con el pincel.
En 1878, a petición de sus empleadores, Abbey se trasladó a Inglaterra para ilustrar la poesía de Robert Herrick. Sus ilustraciones tuvieron tanto éxito que acabó estableciéndose en Inglaterra. En 1883 fue elegido miembro del prestigioso Royal Institute of Painters in Water-Colors. Fue en esta época cuando Abbey empezó a ser conocido también por sus pinturas. Su acuarela "The Evil Eye" y otras obras como "The Rose in October", "An Old Song", "The Visitors" y "The Jongleur" no han perdido nada de su magia original. Abbey también creó maravillosos pasteles como "Beatrice", "Phyllis" y "Two Noble Kinsmen", que demuestran su extraordinaria habilidad para dominar los suaves tonos de esta técnica. Abbey mostró por primera vez sus habilidades con el óleo en 1890 con su cuadro "A May Day Morn". Su participación en la Royal Academy de Londres marcó un hito importante en su carrera. Igualmente notable fue el encargo del cuadro para la Coronación del rey Eduardo VII en 1901, que le reportó un merecido reconocimiento.
La década de 1890 llevó a Abbey a la Biblioteca Pública de Boston, donde creó una impresionante serie de murales. La serie, que representa "La búsqueda y la consecución del Santo Grial", fue una obra de gran envergadura a la que Abbey dedicó once años en su estudio inglés. Fue una verdadera obra maestra que sigue impresionando a los visitantes de la biblioteca por su ingenio y perfecta artesanía. Una impresión artística de una de sus obras de esta serie realzaría sin duda cualquier hogar u oficina. Otro proyecto que Abbey emprendió fue la creación de una serie de murales y obras de arte para el Capitolio del Estado de Pensilvania en Harrisburg, Pensilvania. Este ambicioso proyecto, iniciado en 1908, supuso el reto definitivo para sus habilidades artísticas. Desgraciadamente, su salud se deterioró en esa época y no pudo terminar todas las obras él mismo. Edwin Austin Abbey dejó un impresionante legado artístico. Sus obras se exponen en muchos museos prestigiosos, como el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y el Museum of Fine Arts de Boston. Aunque Abbey ya no está entre nosotros, su presencia permanece en las obras maestras que dejó. Es la prueba de que el verdadero arte puede trascender el tiempo y el espacio, tocando los corazones y las almas de la gente mucho después de la muerte del artista.
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