Georg Carl Adolph Hasenpflug, nacido el 23 de septiembre de 1802 en la palpitante metrópoli de Berlín, deja tras de sí un impresionante legado como uno de los pintores alemanes de arquitectura más importantes de su época. Al principio siguió los pasos de su padre y aprendió el oficio de zapatero. Pero el destino tenía otros planes para el joven Carl, que en 1820 comenzó a formarse como pintor decorativo en el taller de Carl Wilhelm Gropius en Berlín. Este cambio en su carrera también le trajo encuentros con la influyente Karl Friedrich Schinkel y le condujo a la pintura arquitectónica, en la que profundizó en la Academia de Berlín con el apoyo de Friedrich Wilhelm III.
Tras un tiempo en Leipzig, Hasenpflug se sintió atraído por la pintoresca ciudad de Halberstadt, donde vivió y trabajó desde 1830. Su carrera despegó a medida que sus pinturas arquitectónicas, excepcionalmente detalladas y auténticas, atraían cada vez más atención. Los grabados de sus obras reflejan aún hoy la meticulosa precisión y la profunda pasión con la que representaba, sobre todo, los edificios eclesiásticos. Obras maestras como la catedral de Magdeburgo, la catedral de Erfurt, la catedral de Halberstadt y San Pedro y San Pablo en Brandenburgo an der Havel son elocuentes testimonios de su extraordinario arte. Entre 1832 y 1836, Hasenpflug trabajó en un encargo en Colonia y allí se cruzó con Carl Friedrich Lessing. Este encuentro inspiró a Hasenpflug a romper con la representación realista y sobria de la arquitectura que era habitual en Berlín y a seguir un estilo romántico y transfigurado en el espíritu de la Escuela de Düsseldorf. El resultado fueron muchas de sus famosas obras, que incluyen numerosos motivos invernales, como ruinas y capillas.
Junto con Eduard Gaertner, Johann Erdmann Hummel y Johann Heinrich Hintze, Carl Hasenpflug figura entre los grandes maestros de la pintura arquitectónica alemana. En homenaje a su incomparable contribución al mundo del arte, se bautizaron calles con su nombre en Magdeburgo y Halberstadt. Hoy en día, sus obras icónicas se reproducen en exquisitas impresiones artísticas que llevan el legado de este extraordinario artista hasta nuestros días. Cada obra de Hasenpflug es un tributo a la obra de su vida y un testimonio de la historia, plasmada en la inmortal belleza de la arquitectura.
Georg Carl Adolph Hasenpflug, nacido el 23 de septiembre de 1802 en la palpitante metrópoli de Berlín, deja tras de sí un impresionante legado como uno de los pintores alemanes de arquitectura más importantes de su época. Al principio siguió los pasos de su padre y aprendió el oficio de zapatero. Pero el destino tenía otros planes para el joven Carl, que en 1820 comenzó a formarse como pintor decorativo en el taller de Carl Wilhelm Gropius en Berlín. Este cambio en su carrera también le trajo encuentros con la influyente Karl Friedrich Schinkel y le condujo a la pintura arquitectónica, en la que profundizó en la Academia de Berlín con el apoyo de Friedrich Wilhelm III.
Tras un tiempo en Leipzig, Hasenpflug se sintió atraído por la pintoresca ciudad de Halberstadt, donde vivió y trabajó desde 1830. Su carrera despegó a medida que sus pinturas arquitectónicas, excepcionalmente detalladas y auténticas, atraían cada vez más atención. Los grabados de sus obras reflejan aún hoy la meticulosa precisión y la profunda pasión con la que representaba, sobre todo, los edificios eclesiásticos. Obras maestras como la catedral de Magdeburgo, la catedral de Erfurt, la catedral de Halberstadt y San Pedro y San Pablo en Brandenburgo an der Havel son elocuentes testimonios de su extraordinario arte. Entre 1832 y 1836, Hasenpflug trabajó en un encargo en Colonia y allí se cruzó con Carl Friedrich Lessing. Este encuentro inspiró a Hasenpflug a romper con la representación realista y sobria de la arquitectura que era habitual en Berlín y a seguir un estilo romántico y transfigurado en el espíritu de la Escuela de Düsseldorf. El resultado fueron muchas de sus famosas obras, que incluyen numerosos motivos invernales, como ruinas y capillas.
Junto con Eduard Gaertner, Johann Erdmann Hummel y Johann Heinrich Hintze, Carl Hasenpflug figura entre los grandes maestros de la pintura arquitectónica alemana. En homenaje a su incomparable contribución al mundo del arte, se bautizaron calles con su nombre en Magdeburgo y Halberstadt. Hoy en día, sus obras icónicas se reproducen en exquisitas impresiones artísticas que llevan el legado de este extraordinario artista hasta nuestros días. Cada obra de Hasenpflug es un tributo a la obra de su vida y un testimonio de la historia, plasmada en la inmortal belleza de la arquitectura.
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