Página 1 / 1
Cristoforo de Predis, a menudo conocido como Cristoforo de Preda, fue un maestro iluminador que trabajó en la magnífica ciudad de Milán entre 1467 y 1486. En el floreciente Renacimiento, los libros no eran meros medios de información, sino también exquisitos objetos de arte. Y en este universo del diseño artístico de libros, Cristoforo ocupó un papel central.
En esta época de registros y archivos, la vida de Cristoforo se vio iluminada por fragmentos de historia. Cristoforo, que formó parte de una familia adinerada encabezada por su padre Leonardo, experimentó el juego del tiempo y del destino cuando la fortuna de su familia empezó a menguar a partir de 1450. Él mismo, aunque sordomudo, poseía una capacidad incomparable para comunicarse a través de su arte. Una conmovedora carta de 1472 de sus hermanos a Galeazzo Maria Sforza lo ilustra. En ella piden al duque que respete la independencia de su hermano sordo y le permita beneficiarse de su herencia a pesar de su discapacidad. Galeazzo, conmovido por esta petición, respondió positivamente. Este momento atestigua no sólo el cuidado de su familia, sino también el impresionante talento de Cristóforo para la impresión artística. Un talento que no escapó a los grandes de la época, sobre todo porque Cristoforo trabajó para algunas de las familias lombardas más prestigiosas, entre ellas el duque Galeazzo Maria Sforza.
Estilísticamente, Cristoforo de Predis fue un verdadero artista de su tiempo. Se inspiró en las mejores miniaturas de Flandes y combinó hábilmente este estilo nórdico con la influencia de otros iluminadores italianos, como Belbello da Pavia. Cristoforo no sólo fue un representante de su época, sino también un pionero. En su obra más impresionante, el Legendario de Turín, mezcló hábilmente temas religiosos con escenas de la vida cotidiana. Estas obras maestras, llenas de colores deslumbrantes, están disponibles hoy en día en grabados artísticos que se acercan lo más posible al original en sus detalles y calidad. Quien posea hoy una obra de Cristoforo de Predis no sólo tendrá en sus manos una obra de arte, sino también un pedazo de historia.
Cristoforo de Predis, a menudo conocido como Cristoforo de Preda, fue un maestro iluminador que trabajó en la magnífica ciudad de Milán entre 1467 y 1486. En el floreciente Renacimiento, los libros no eran meros medios de información, sino también exquisitos objetos de arte. Y en este universo del diseño artístico de libros, Cristoforo ocupó un papel central.
En esta época de registros y archivos, la vida de Cristoforo se vio iluminada por fragmentos de historia. Cristoforo, que formó parte de una familia adinerada encabezada por su padre Leonardo, experimentó el juego del tiempo y del destino cuando la fortuna de su familia empezó a menguar a partir de 1450. Él mismo, aunque sordomudo, poseía una capacidad incomparable para comunicarse a través de su arte. Una conmovedora carta de 1472 de sus hermanos a Galeazzo Maria Sforza lo ilustra. En ella piden al duque que respete la independencia de su hermano sordo y le permita beneficiarse de su herencia a pesar de su discapacidad. Galeazzo, conmovido por esta petición, respondió positivamente. Este momento atestigua no sólo el cuidado de su familia, sino también el impresionante talento de Cristóforo para la impresión artística. Un talento que no escapó a los grandes de la época, sobre todo porque Cristoforo trabajó para algunas de las familias lombardas más prestigiosas, entre ellas el duque Galeazzo Maria Sforza.
Estilísticamente, Cristoforo de Predis fue un verdadero artista de su tiempo. Se inspiró en las mejores miniaturas de Flandes y combinó hábilmente este estilo nórdico con la influencia de otros iluminadores italianos, como Belbello da Pavia. Cristoforo no sólo fue un representante de su época, sino también un pionero. En su obra más impresionante, el Legendario de Turín, mezcló hábilmente temas religiosos con escenas de la vida cotidiana. Estas obras maestras, llenas de colores deslumbrantes, están disponibles hoy en día en grabados artísticos que se acercan lo más posible al original en sus detalles y calidad. Quien posea hoy una obra de Cristoforo de Predis no sólo tendrá en sus manos una obra de arte, sino también un pedazo de historia.